No es falta de tiempo. Es miedo.
Cada minuto que dudás, tu competencia avanza. Te cuento lo que nadie quiere admitir.
¿Querés saber lo que más me dolió en mis primeros años como mentor de marca personal?
No fue que me costara vender. Ni que dudaran de mi experiencia. Ni siquiera que LinkedIn me ignorara durante meses.
Lo que más me dolió fue ver cómo profesionales brillantes, con historias increíbles y talentos muy por encima del promedio...
...dejaban pasar oportunidades que les podían cambiar la vida.
Y todo por una excusa bien maquillada:
"Todavía no estoy listo."
Mentira.
Ésas son palabras que usa el miedo para disfrazarse de prudencia.
Es el miedo a exponerse. A fallar en público. A no estar a la altura de lo que los demás esperan.
Y sí, te entiendo. Yo también estuve ahí.
Cuando arranqué con LinkedIn, publicaba todos los días y no me daba ni pelota nadie.
Sentía que hablaba solo.
Tenía la sensación de estar parado en una sala vacía gritando "hola" mientras el eco me contestaba.
Pero seguí.
¿Por qué?
Porque entendí una cosa: la visibilidad es un juego de largo plazo, y el costo de no jugarlo es invisible, pero brutal.
No es perder likes. Es perder confianza. Autoridad. Contactos. Oportunidades.
Cada semana que no compartís tu visión, alguien menos preparado lo hace. Y el mercado lo premia.
Cada mes que no optimizás tu perfil, alguien con menos historia se posiciona mejor.
Cada año que postergás construir tu marca, otro con menos experiencia se convierte en referente.
Y vos seguís pensando que "no es el momento".
La verdad es que el momento nunca llega. Lo tenés que provocar vos.
Querés datos? Dale, te tiro uno que me dejó helado:
En Reino Unido, los empleados pierden en promedio 43 minutos por día en tareas no productivas por culpa de la procrastinación. Eso representa casi el 10% de la jornada laboral.
Ahora extrapolalo a tu vida.
Si cobrás 100 dólares la hora y perdés una sola hora por día procrastinando en lugar de construir tu marca...
Son 25.000 dólares por año.
En 5 años, 125.000 dólares.
Y eso si sos bueno.
Pero si además sos líder, emprendedor, consultor o tenés una voz que podría influir en cientos o miles...
No estás perdiendo plata.
Estás dejando que otros cuenten tu historia. A su manera. O peor: que ni siquiera se sepa que existís.
Eso sí es caro.
Y eso es lo que quiero evitar.
No te voy a dar la charla de motivación vacía. No creo en eso.
Te hablo desde la experiencia, con la frustración de haber visto demasiadas marcas personales morir antes de nacer por miedo al juicio, al qué dirán, a no ser "suficientemente algo".
Hoy acompaño a líderes que ya no quieren esconderse. Que entienden que tener visibilidad no es ego. Es impacto.
Y que no se puede liderar desde la sombra.
No necesitás estar "listo", sólo necesitás estar decidido.
Abrazo grande,
Isma
PD: Lo primero que trabajamos en mentoría no es el perfil. Es el permiso interno para dejar de postergar.