El título ya no vale lo que valía
Lo que antes era un cartel de prestigio, hoy puede ser una traba para crecer.
¿El aprendizaje formal está muerto?
No.
Pero está bastante herido.
Herido por un mundo que cambia más rápido que los programas de estudio.
Por jefes que prefieren ver cómo pensás, no cuántas materias aprobaste.
Y por una realidad simple: nunca aprendimos tanto como ahora, pero casi siempre fuera del aula.
Te cuento una historia.
Hace un par de años, una empresa me contactó para darles una capacitación sobre LinkedIn.
Querían posicionar a sus vendedores como referentes.
Les pregunté si conocían la red.
—"Sí, obvio. Tenemos perfil." Eso fue todo.
Ni idea de qué publicar.
Ni idea de cómo conectar.
Ni idea de cómo medir.
Gente con MBA. Con títulos colgados en la pared.
Pero sin herramientas para liderar en lo digital.
Y eso no es su culpa. Es el sistema.
Un sistema que te enseña cosas de hace 10 años para un mercado que cambió ayer.
Que te da teoría sin contexto.
Modelos sin aplicación.
Y que encima te hace creer que, con tener el diploma, ya estás.
La buena noticia es que eso ya está cambiando.
La mala: si vos no cambiás, te quedás afuera.
El 90% de las empresas ya están contratando por habilidades.
El 94% dice que, cuando lo hacen, los resultados son mejores.
Y mientras tanto, muchos siguen creyendo que el título es suficiente.
No digo que no sirva. Digo que no alcanza.
Hoy te contratan por lo que sabés hacer, no por lo que dice tu CV.
Te siguen por lo que compartís, no por lo que prometés.
Y te valoran por lo que enseñás, no por lo que escondés.
En este nuevo juego, tu autoridad no la define un diploma.
La define tu presencia.
Tu claridad.
Tu capacidad para generar valor, incluso antes de que te contraten.
Eso es liderazgo digital.
Y empieza con una pregunta:
¿Estás aprendiendo algo hoy que podrías aplicar mañana?
Si la respuesta es no, entonces no importa si tenés un PhD. Estás en desventaja.
Es como tener el mejor GPS del mundo pero con los mapas del 2003.
Vas a dar vueltas. Muchas.
Yo abandoné la universidad porque no soportaba perder tiempo aprendiendo cosas que ya estaban viejas.
Preferí pagar de mi bolsillo cursos, mentores, formaciones.
Y hoy, 25 años después, puedo decirte que mi mejor inversión fue no delegar mi aprendizaje en nadie.
Nadie va a venir a rescatarte del rezago profesional.
Pero si querés, acá estoy para acompañarte.
Mentoreo a profesionales que quieren liderar con su marca personal, no con su título.
Abrazo fuerte,
Isma
PD: Hoy tenés acceso a más conocimiento del que tuvo Da Vinci. Literal. ¿En serio vas a usar eso solo para mirar videos de gatos?